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Margarita Robles y otras reacciones al fraude pujolista

28 jul.

imageLa magistrada del Tribunal Supremo Margarita Robles, que formó parte del tribunal que archivó el caso de Banca Catalana, ha recordado que solo ocho magistrados, entre ellos Robles, pidieron el procesamiento de Pujol –motivo por el cual recibieron “grandes críticas”– y considera que “el tiempo pone las cosas en su sitio”.

Según ha precisado la magistrada, la declaración hecha estos días por Pujol sobre unos hechos que evidencian, a su juicio, “una conducta insolidaria hacia la ciudadanía y un engaño sin paliativos hacia la misma”, le traen a la memoria el procedimiento seguido en su día ante la Audiencia Territorial de Barcelona, de la que ella era entonces parte integrante como magistrada de la Audiencia Provincial de Barcelona. Concretamente, Robles reivindica “el gran trabajo” realizado por los fiscales Carlos Jiménez Villarejo y Jose María Mena: “Parece que en este caso se ha hecho realidad aquello de que el tiempo pone las cosas en su sitio y por eso creo que es imprescindible reivindicar ahora el gran trabajo hecho por los fiscales Carlos Jiménez Villarejo y Jose María Mena que fueron ferozmente criticados por la querella detalladísima que presentaron respecto a actuaciones desarrolladas en Banca Catalana”.

También indica que es el momento de “hacer autocrítica y reconocer los errores que pueden cometer en ocasiones los tribunales de Justicia”. Según precisa, solo ocho magistrados de los componentes del Pleno formularon entonces Voto particular, entendiendo que “procedía el procesamiento de Jordi Pujol, por hechos que treinta años después se han manifestado en los términos en que lo ha hecho”. Y recuerda que por ello recibieron “grandes críticas por lo que algunos consideraban ataques a Catalunya”.

No es extraño que todavía le duela la reacción “oficial” catalana a la Magistrada: en el blog de un “arqueoleg glamurós” apasionado por la historia, podemos leer:

“El 31 de Mayo de 1984 una masa muy enfadada de Consellers, Regidors o simples Caciques, y simpatitzantes, con comparsas de su muleta y fiel palangana ERC, se manifestaron desde Plaça Sant Jaume hasta el Parlament para pedir que la justicia no investigase y dejase impune la corrupción del patriarca nacionalista Jordi Pujol, por el caso de Banca Catalana, desde donde habían desaparecido centenares de millones de pesetas. Se dedicaron a gritar y agredir con insólita violencia a diputados del PSC i del PSUC. Nadie fue detenido, a diferencia del Sitio al Parlament de 2011. Pujol se dirigió a la masa de seguidores lobotomizados que esperaban sedientos las palabras de su Mesías:

“Somos una nación, somos un pueblo y con un pueblo no se juega. A partir de ahora, cuando alguien hable de ética y moral seremos nosotros”

(Seguir leyendo aquí. Y no se pierdan tampoco los “mil demonis” que se llevan a Lluis Bosch)

imageEste recuerdo de la historia de la infamia catalana sólo debe servir para ayudarnos a crecer y madurar. Si todavía alguien idealizaba la burguesía dirigente catalana (después del “affaire” del Palau de la Música) es hora de que entienda que los pozos de aguas negras no pueden irse llenando infinitamente con corrupciones “nostradas”, y deben vaciarse por salud pública. Pero, en este caso, no para volverse a llenar, sino para que fluya financiación pública, limpia y transparente para nuestra sanidad, para el personal docente, para las personas con discapacidad… Para que pueda cuidarse y atenderse a todas las personas que lo necesitan. Porque es su derecho, nuestro derecho, vivir en una sociedad honesta, y en la que nadie se sienta abandonado o se le niegue atención o medicinas. Y para eso hay que acabar con la corrupción y la mentira, y mandar a nuestro basurero particular todos esos los prohombres del país a los que sólo les interesa engrosar sus cuentas en paraísos fiscales. Para ellos, el pueblo sólo cuenta para que puedan subirse a sus espaldas, y así parecer más altos…

La vertiente bufa de todo el fangal la encontramos en la carta parafraseada con la que nos deleita hoy Juan J. Tortosa en Público, no apta para la hinchada fundamentalista convergent. Pero, al fin y al cabo, una sonrisa siempre puede ser signo de inteligencia… Y volviendo a lo “serio”, Margarita Robles espera que los años transcurridos y los “errores que hay que lamentar”, no impidan las respuestas políticas, sociales y judiciales que en aquel entonces no se supieron o pudieron abordar y que “a lo mejor hubieran impedido conductas que tuvieron lugar” y que rechazaron.

Más trascente todavía, Valentí Puig, cree que el de Pujol no es un final inmerecido o injusto. “Al contrario, la dilación en el reconocimiento de la falta acumula toda la irresponsabilidad moral y política legitimada a partir de una idea heroica de la Cataluña irredenta, excepcional e intransferible. Montesquieu hablaba de la virtud como principio fundacional del gobierno y de la vida pública. Era la virtud, pero no referida a una cualidad moral de los individuos, sino al respeto de las leyes, porque “cada ciudadano debe tener con el bien público un celo sin límites”. Ciudadano Pujol: Algo huele a podrido en su Cataluña.”

Por mi parte, espero que cada vez seamos más las personas en Catalunya que rechacemos el pensamiento mágico, las fórmulas simples, el culpabilizar de manera tan infantil como acéfala a los demás de lo que nos pasa, y nos alejemos de los mitos de pies enfangados. Espero que seamos capaces de decidir un futuro sin falsas coartadas, un mañana solidario y digno.

 
3 comentaris

Publicat per a 28 Juliol 2014 in Ciutadania/Política

 

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3 responses to “Margarita Robles y otras reacciones al fraude pujolista

  1. lluisba

    28 Juliol 2014 at 11:41

    Fantàstic! I gràcies per l’enllaç!

     
    • angelsmcastells

      28 Juliol 2014 at 11:57

      Lluis, jo vaig intentar deixar comentari al teu i no vaig poder! Seguim i seguirem, que aixo durarà una bona estona!

       
  2. Zana

    29 Juliol 2014 at 10:34

    Esta frase: “Espero que seamos capaces de decidir un futuro sin falsas coartadas, un mañana solidario y digno”, no es exclusiva vuestra, que en todas las casas se cuecen habas… y en la mía a calderadas.
    Esto de la “caída” en desgracia del “Molt Honorable Senyor” me ha hecho releer uno de los ensayos de Montaigne (capítulo XIX, No se ha de juzgar nuestro destino hasta después de la muerte), que termina más o menos así: Al juzgar de la vida de mis semejantes miro siempre cual ha sido su fin…(porque mucho cambia la sentencia cuando a uno le juzgan sin el poder -el honor y la grandeza dice Montaigne- de su cargo)…Aunque no hace falta irse a eruditos como Montaigne, el Pueblo, tan sabio o más que él, también tiene su frase para estos menesteres: a todo cerdo le llega su san Martín.

     

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