Con mi agradecimiento a Pío Maceda y los compañeros de la Federación de Enseñanza de CCOO, la entrevista publicada en TE, suplemento Madrid:

(texto completo…)
ENTREVISTA
Ángels Martínez i Castells / Economista
“Sólo podremos ofrecer un mejor futuro a la juventud en una sociedad más justa, con mayor equidad”
Pío Maceda / M. S.
En su participación en el Fórum de la Enseñanza de CCOO ha citado a Josep Fontana señalando que, al contrario de lo que ocurrió con la crisis de 1968, en la que el sistema pudo integrar a los descontentos, en ésta ocasión no tiene esa capacidad.
En efecto. Josep Fontana es un pensador de referencia, no sólo porque conviene siempre analizar lo que sucede en perspectiva histórica -y en eso Fontana es un maestro- sino porque también su honestidad intelectual y su lucidez me parecen envidiables. Creo que puedo apoyarme en sus palabras para explicar cómo la “igualdad de oportunidades” -que implica naturalmente movilidad social ascendente- no existe en España porque las políticas de redistribución de la renta que deberían asegurar su financiación tienen, de hecho, carácter regresivo. Y el desmantelamiento de los servicios públicos atenta seriamente contra la cohesión social y unas posibilidades de convivencia amables.
También sostiene que, a diferencia de los años 60, movimientos de protesta como el 15-M han venido para quedarse.
Los movimientos y organizaciones de protesta y propuesta en sentido contrario a las imposiciones de los poderosos, por suerte, no han desparecido desde que el mundo es mundo. En tiempos recientes, y en algunos casos, pudieron infectarse de lo que Samir Amin llama “virus neoliberal”, pero si no existieran esta sociedad carecería totalmente de defensas. Lo mejor del 15-M, a mi entender, es su frescura y osadía, que cuestiona todo lo cuestionable, y que ha removido de forma muy positiva el lenguaje, desterrando formas muy caducas y “pro-formas” que no llegaban a las personas. Y ha demostrado, hasta donde las fuerzas alcanzan, que si se quiere, se puede.
¿Tienen esa misma tendencia protagonizadas por los distintos sectores afectados por los recortes, las
denominadas marea verde, blanca, negra, naranja…?
Si todas las “mareas” multicolores confluyen un paso más allá de los recortes, uniendo la defensa de los derechos de ciudadanía con los derechos laborales, en la defensa de un modelo con mayor equidad y menos precariedad, miedo y desigualdades, el vuelco que puede dar esta sociedad puede ser de 180 grados. Y está en nuestras manos, depende de nuestra lucidez, poderlo conseguir.
¿Cree que la opinión pública puede liberarse del dominio de los medios de comunicación conservadores para que podamos conseguir la hegemonía de un modelo de desarrollo alternativo?
Buena parte de la gente -joven y no tan joven- que quiere informarse ya se está liberando de la hegemonía de los medios conservadores con los diarios digitales, algunos blogs de referencia y los instrumentos alternativos de que disponemos. También algunas emisoras de radio alternativas e incluso algunos programas en los medios “establecidos” están consiguiendo disputar audiencias con contenidos que nada tienen que ver con la ideología neo-con oficial.
Y creo que libros como Reacciona y Actúa pueden ayudar a suministrar argumentos y construir alternativas… Pero la hegemonía es una palabra muy seria y parece difícil que de momento se pueda hacer algo más que irla erosionando, y esto a costa de nuevas represiones hacia los periodistas y los medios -por ejemplo, Cafeambllet en Catalunya- que destapan la corrupción del sistema.
¿Es Eurovegas un buen ejemplo de lo que no es buscar un desarrollo sostenible y social?
Desde el enfoque más limitado, el “estilo de vida” que nos propone Eurovegas lo es todo menos sostenible y saludable desde el punto de vista social. La propuesta de una sociedad donde se fomenta el consumo de alcohol, donde se abre un paréntesis legal a la prohibición del consumo de tabaco en lugares públicos, donde se estimulan las conductas adictivas -y en la que la menor de ellas sería al juego- incluso a menores de 18 años, donde no se sabe cuando es de día ni de noche –pretendiendo engañar nuestro reloj biológico con luces artificiales permanentes que quieren hacernos olvidar nuestro cansancio y la necesidad de descansar- es una propuesta enferma. La falta de pautas saludables de vida se acompaña con la ausencia de legislación laboral a la que el personal asalariado pueda acogerse.
Pero además, las propuestas tipo Eurovegas, como es bien conocido, significan un campo abonado para las mafias que sólo se atienen a sus propias leyes asociales, y para la trata de personas, en especial mujeres. Prostitución y neo-esclavitud están en las antípodas de un modelo de desarrollo sostenible y social. La propuesta de creación de “paraísos del juego” que en realidad sólo lo son para la fiscalidad, y en los que todo es mentira, incluso el azar -la banca siempre gana, y en más de un sentidose cobra su peaje en vidas humanas. Los enclaves como Eurovegas no funcionan ni siquiera en su lugar de origen. Según estudios realizados en los Estados Unidos, Las Vegas es la cuarta ciudad más estresante de aquel país, y el riesgo de suicidio entre sus habitantes es un 50% mayor que en cualquier otro lugar. Y podría darle más argumentos todavía…
Los recortes de salarios y pensiones, el copago, la subida del IVA, de las tasas, son medidas destinadas en gran parte a pagar los 1,3 billones de euros que deben las grandes empresas, especialmente de la construcción, ¿Es en este contexto que ha hablado en su ponencia de “guerra contra la ciudadanía”?
Algunos políticos -entre ellos, Boi Ruiz, el consejero de salud de Catalunya- pretenden justificar los recortes diciendo que estamos en una “economía de guerra”. Al utilizar esta expresión, pretenden ocultar el impacto de clase y de género de los recortes. Se trata de una justificación fraudulenta que quiere justificar su inevitabilidad al tiempo que inspirar miedo; guerra es una palabra muy dura de escuchar, sobre todo para muchas personas de edad para las que la guerra civil y la postguerra significó
muchos sufrimientos. Yo he hablado de “guerra contra la ciudadanía” además, porque en el gráfico de la OCDE sobre jóvenes que ni estudian ni trabajan, España presenta unos niveles muy altos, parecidos a los de Israel. Y si podemos considerar que Israel sí es una economía de guerra contra los palestinos -y contra el mundo, en general-, en el caso de España esta guerra sólo se explica si quien la padece es la ciudadanía, y en este caso, en especial, la población menor de 25 años.
La educación de nuestro país necesita cada vez más recursos y alcanzar cotas del PIB de otros países europeos, pero el Gobierno central y los autonómicos están aplicando recortes brutales. ¿A dónde nos van a llevar? ¿Podemos decir adiós no solo a la calidad, sino también a la equidad?
Ustedes viven día a día cómo se degrada el servicio público de enseñanza y aumentan las desigualdades entre el sistema público y el privado. Quisiera añadir que cuando escribí mi capítulo para el libro Reacciona, en invierno del 2011, se estaban escatimando los vasos de leche en las escuelas de primaria.
Ahora son las ayudas a los comedores escolares, la vuelta a las tarteras, la desnutrición en las aulas, las desigualdades básicas que condicionan el resto de la vida de los niños y las niñas y que ya empiezan en las escuelas e institutos. Y también el acceso a la enseñanza superior se ha convertido un bien al alcance de los estudiantes más ricos, o un crédito de por vida para los más pobres. Por ello quisiera resaltar que la tartera que voló por los cielos de Madrid es una metáfora excelente de la impotencia y humillación que crean esas desigualdades, y que por el bien de las generaciones más jóvenes y nuestro futuro como sociedad, debemos impedir.
¿Volvemos a un sistema educativo para ricos? ¿El PP aplica su máxima de que la educación no es un
derecho sino un privilegio?
Y no sólo la educación. También quieren que consideremos la sanidad, la vivienda, los servicios básicos, “privilegios” que nos concedieron graciosamente, cuando se trata de derechos que han costado muchas luchas y sufrimientos y que responden a necesidades básicas de la inmensa mayoría de la población.
Ha mencionado en su intervención en el Fórum las altas tasas de abandono escolar entre jóvenes de 15-24 años que no completan su formación (Bachillerato, Ciclo Medio FP…) ¿Cómo podemos superar estas tasas?
Sólo en otro modelo social, porque el capitalismo se agota y lo demuestra -volviendo a Fontana- con las nulas oportunidades que puede ofrecer a las generaciones más jóvenes. Sinceramente, no creo que haya posibilidad de resucitar las políticas de la socialdemocracia tradicional, entre otras cosas porque si funcionaron durante algunos años fue, por un lado, por la existencia de la Unión Soviética, y por otra, por un pacto con la democracia cristiana que hace años tiene otras prioridades… Sólo podremos ofrecer un mejor futuro a la juventud en una sociedad más justa, con mayor equidad, más consciente de que, con el modelo actual, nos estamos jugando el futuro de la Humanidad y del planeta.
Sobre el adelgazamiento del Estado, comenzaron privatizando empresas industriales, tanto gobiernos socialistas como conservadores, y ahora los conservadores han acabado haciéndolo con servicios esenciales, como educación, sanidad, etcétera… ¿Quieren que paguemos por todo? Usted incluso habla de piratería.
Y más. Escribí que en algunos casos deberían haber rendido cuentas ante los Tribunales por tratarse de fraude de ley. Los procesos de privatización empiezan con todo tipo de justificaciones creadas ex profeso, por ejemplo, para las empresas mineras, energéticas e industriales; siguen con los servicios financieros, de comunicaciones, transporte y el agua… y acaban con enseñanza, salud, y la amenaza sobre las pensiones públicas donde se pueda y las haya. De ese modo se acaba la convivencia, si es que alguna vez la hubo en la llamada “economía mixta”, entre un sector público más o menos subsidiario y un sector privado más o menos dominante. El sector privado parasita el público y lo debilita al máximo, abriendo también, en democracias de baja intensidad como la nuestra, las puertas a la corrupción. Y nos ha introducido en un paisaje surrealista, de construcciones imposibles a semejanza de Escher, para que sea imposible discernir los contornos reales y la magnitud de la estafa.
Citó el último libro de Stiglitz para hablar de la creciente acumulación de riqueza cada vez en manos de unos pocos: los inmensamente ricos, y los demás, cada vez más pobres. Alertando de esta tendencia Anne Huffington nos habla de una Norteamérica
tercermundista, ¿camina Europa en esa dirección?
Claramente camina -o nos quieren obligar a caminar- una parte de esta Europa: la que forman Portugal, Irlanda, Grecia, España… e incluso Italia. Los recortes ya se están empezando a aplicar en Francia, a pesar de que Hollande parece tener capacidad para redistribuir con algo más de equidad los costes… Por tanto, la desigualdad se va extendiendo hacia las regiones o naciones de la UE con mayores niveles de renta, y es comprensible que así sea porque éste es el espíritu, en el fondo, del Consenso de Bruselas.
Se trata de la versión europea del Consenso de Washington de los años 90, que implica privatizaciones, desaparición de los servicios públicos, mayores desigualdades económicas. Stiglitz, Sanders, Reich y muchos economistas de los Estados Unidos lo denuncian. Se trata, en definitiva, que el modelo carente de equidad de los Estados Unidos no pueda ser cuestionado y sea el hegemónico, sin competencias, en el “capitalismo realmente existente”.
Personas como Mayor Zaragoza proponen un gobierno mundial, una especie de ONU con competencias cedidas por los gobiernos para poder controlar los mercados que son globales. Hasta entonces ¿qué política deberían aplicar los Estados para salir de la crisis?
Comprenderán que si quisiera responder a esta pregunta necesitaría todo el espacio de la revista, y algo más. El capitalismo no tiene arreglo: si sale de esta crisis será para caer en otra peor. Pero, mientras tanto, hay que recuperar lo fundamental de las regulaciones del sector financiero y el instrumental keynesiano actualizado, priorizando la creación de empleo digno, el crédito accesible a las pymes, y dando un fuerte impulso a la inversión creadora lugares de trabajo en sectores no especulativos y “sostenibles”.
Mantenimiento de todos los servicios sociales y de la ayuda a la cooperación, y todo ello, con el compromiso de pagar salarios dignos, mejorar las relaciones laborales y con un enfoque responsable y absolutamente comprometido con el respeto por el medio ambiente. Por lo que a la UE se refiere, replantear sus Tratados vinculando y cohesionando al alza las políticas fiscales con la monetaria.
Abolir los absurdos tótems del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que ha supuesto desequilibrio y crisis, y priorizar una mejor distribución en todo el planeta antes que un crecimiento que sólo lleva al caos. Y, naturalmente, gravar y controlar todas las instituciones y productos que fomentan la especulación y desregulación, desde los que pueblan los mercados de futuros, hasta los diktats paranoides de las agencias de rating. Y me parece imprescindible recuperar e incorporar aquella parte del programa feminista que consiste en tener presente, en paralelo a la economía visible, las tareas imprescindibles para la vida que realizan en su mayor parte las mujeres, haciendo explícitos los juicios de valor y las repercusiones en términos de equidad de las políticas y medidas adoptadas para avanzar hacia una mayor igualdad de género y de clase.
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