Despues de ayer, 14N, ¿hoy qué? Mi amigo Zana no era demasiado optimista, sobre todo porque no tenía claro cual iba a ser el paso que iban a dar los sindicatos “el día después”. O sea, hoy. Quedó de nuevo en primer plano hasta qué punto es fundamental la musculatura de las organizaciones convocantes, que a cada movilización funde más a los sindicatos tradicionales con las nuevas organizaciones sociales, y amplía el ámbito de la reivindicación laboral más tradicional a los 26 millones de parados de Europa, a los desahucios, a los hachazos a la sanidad, a la enseñanza, a la cultura, a los ataques a la dependencia, al trato inhumano para las personas inmigrantes, a la inseguridad de los jubilados y a una manera de gobernar despótica y siniestra de quienes, además toman lo público como propio y mientras “colocan” a sus familiares en la administración, privatizando la sanidad en beneficio de sus familias…. (Un escándalo que la Cospedal nos diga que Rajoy está preocupado por la vivienda y la sanidad mientras sus amigos de CAPÎO van ampliando su caja fuerte para que quepan los nuevos beneficios de sus hazañas privatizadoras.)
No hay duda que después del 14N las organizaciones convocantes ayer siguen siendo imprescindibles. Y más, en su versión “ampliada” en Cumbre Social o similares. Para defender a los detenidos de ayer. Para denunciar la violencia policial. Para que en Catalunya, en las elecciones del 25N, sea verdad que decimos PROU RETALLADES y no se refrende ni a Felip Puig disfrazado de Espartero, ni al gerente Boi Ruiz privatizador de la sanidad, ni al Moisés Artur Mas que nos lleva directos a hundirnos en las aguas de cualquier charco. Quienes participaron y organizaron las movilizaciones de ayer-todas y todos- siguen siendo necesarios hoy y mañana y pasado, especialmente si entendieron que el respaldo recibido debe traducirse en mayor convicción a la hora de luchar por una vida mejor, en sentido pleno. A veces parece haberse olvidado a algunos miembros de sindicatos que en su momento defendieron cada puesto de trabajo con la misma determinación que hoy, cada miembro de las PAH o de Stop Desahucios, defiende cada casa amenazada. Y da que pensar que si las PAH pueden conseguir que se modifique o paralicen los desahucios, quizás los sindicatos podrían haber conseguido parar todo el conjunto de legislaciones laborales perversas combatiéndolas no sólo con grandes movilizaciones, sino empresa a empresa… como sucede en el Hospital de la Princesa, por ejemplo.
Por eso hoy, 15N, vuelve en primer plano, con más fuerza todavía, la solidaridad con quienes perdieron su empleo, su casa, sus subisidios. Con la juventud que no puede estudiar y se ve obligada a emigrar, y con los artistas y escritores que no pueden seguir con sus proyectos en el mundo de la cultura. Con las personas que han emigrado a nuestro país y se les roban los derechos humanos. Con quienes trabajan en la sanidad pública, la enseñanza pública, con los trabajadores sociales que ven desmoronarse el mundo mientras se les recortan medios. Con los trabajadores de Telefonica que siguen en huelga de hambre cuando otra baja por censura en el mundo de la información (esta vez, Lali Sandiumenge, por dignidad profesional y humana, por un sentido de la solidaridad que la honra y enorgullece a quienes nos consideramos sus amigos) sufre las consecuencias de su honestidad. Por eso, hoy 15N, si se preguntan que hacer, vayan a ver a los compañeros de Telefonica en huelga de hambre, y después suménse a ser otros nuevos “guerrilleros del teclado”. Subscríbanse al nuevo blog de Lali, en el que cuenta:
“Una huelga de hambre de seis trabajadores es noticia, y es ineludible si tiene lugar en la ciudad en donde vives. Cuando esa huelga se decide para reclamar la readmisión de uno de ellos y denunciar las leyes que hicieron posible su despido (improcedente, o sea, injusto) hay que informar. Y más si cabe si su lucha es contra un gigante como Telefónica, que reparte dividendos a sus accionistas al mismo tiempo que reduce su plantilla.
Hay que informar y eso hice. Los visité el viernes 9 de noviembre y colgué dos días después, el domingo, una entrada sobre ellos en el blog que tengo en el portal de La Vanguardia, Guerreros del Teclado. Los huelguistas y los que les apoyan están utilizando internet para romper lo que califican, con razón, como “cerco mediático” y el uso de la red como herramienta de lucha y diseminación de la información es, precisamente, el tema sobre el que escribo.
La dirección de La Vanguardia decidió censurar la entrada el lunes y la eliminó. Me llamaron para notificármelo, con franqueza. No me pidieron que dejara el blog, pero la decisión que han tomado entra en conflicto directo con lo que creo y por lo que soy periodista, así que he decidido dejar de colaborar con su portal. Es una cuestión de principios. Activo, pues, este blog personal, cuelgo de nuevo con su fecha real la crónica que escribí sobre la huelga, que entra ya en su décimo día, y espero que muchas más. Seguimos….”
Pues ya ven, yo sólo les apunto algunas, pero seguro que encuentran un montón de cosas importantes que hacer también el 15N para mantener la dignidad y el orgullo bien entendido de una jornada como la de ayer. Y para acabar, un breve apunte sobre Portugal, que nos sigue adelantando por la izquierda. Ayer mismo, a última hora, Jerónimo de Sousa no dudaba en calificar el 14N como una poderosa afirmación del pueblo portugués contra las troikas: “hay que acabar con este tipo de gobierno antes que el gobierno acabe con el país”… De hecho, antes que acabe con Europa. La relación de movilizaciones y empresas que secundaron la Huelga General es impresionante:
En Portugal, ni la Intersindical, ni las organizaciones de izquierdas, ni siquiera los militares del 25 de Abril que vuelven a manifestarse, no tienen dudas sobre qué hacer hoy, y mañana, y todos los días. Saben que no es la troika, sino “o povo” el que más ordena.