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La privatización de la guerra de Irak

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En según qué informativos incluso dan la noticia como si Obama siguiera los pasos de Zapatero al retirar las tropas de Irak (y aprovechan para pasar los dos minutos de reportaje en los que ZP, el día después de tomar posesión como Jefe de Gobierno, ordena el retorno de los militares españoles). Recordar a Rodriguez Zapatero en uno de sus mejores momentos políticos, y abriendo una senda de realismo que después seguirían otros países, entre ellos Alemania, no puede justificar una oleada de mentiras: la más gorda, que la guerra de Irak ha terminado.

Lo llamen como lo llamen, los iraquíes están convencidos los combates no han acabado aunque, con gran despliegue ante los medios, haya abandonado el frente de ocupación la Brigada Stryker. Pero en Irak nadie se cree que los 50.000 soldados que se quedan –según podemos leer en el artículo de Dehghanpisheh Babak para Newsweek, vayan a transformarse de la noche a la mañana en Cuerpo de Paz.

En opinión de altos mandos del ejército iraquí, “la reducción de los niveles de tropas a finales de este mes es más de un punto de referencia político que un cambio radical en lo que los militares van a hacer” porque “mientras las tropas intentan tener un perfil bajo en las grandes ciudades en estos días, su presencia seguirá siendo relativamente importante: el ejército de EE.UU. mantendrá 94 bases en el país después de que concluya la retirada de este mes…

dejando en el país –en manos de distintos Ministerios y agencias– unas enormes dotaciones de material bélico y antidisturbios.

Lo fundamental de toda la operación es, sin embargo, el incremento de la privatización de la guerra. Salen soldados americanos, pero irá aumentando gradualmente el número de contratistas privados americanos de seguridad, y és es el punto importante y a destacar. En palabras de Dehghanpisheh Babak, “la fecha límite de finales de este mes no significa del final de las misiones de combate, sino del comienzo de la oleada contratista. Y, dada la historia de los contratistas privados de seguridad en Irak, podemos esperar todo tipo de problemas.”

Hablan también del tema ceronegativo y Sirius.

 
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Publicat per a 20 Agost 2010 in Pau

 

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Gaspar Llamazares con Dempeus sobre el copago (repago) (I)

Transcripción de la INTERVENCION de GASPAR LLAMAZARES en la JORNADA sobre COPAGO (REPAGO), EQUITAT y SALUT PUBLICA.

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Foto de Fulgencio Cánovas.

10 de junio de 2010 – Barcelona

Me parece que lo más importante de hoy es algo que es muy importante en política y es lo que alguien llamaba cínicamente una aportación de la izquierda y que es la disidencia. Bueno, creo que en este caso es especialmente oportuna en relación al copago, pero incluso de forma más amplia en relación al debate político sobre la sanidad o sobre la salud. En los últimos tiempos si hay una constante es que no hay debate político sobre salud, y es que además no interesa que haya ese debate político sobre salud. En este sentido, la mayor parte de las noticias son secretos a voces y que, cuando nos las dan, son malas noticias, pero mientras tanto todo el mundo niega y nadie reconoce. Creo que al copago le pasa lo mismo que a la privatización. Yo en Madrid no he oído a un solo representante del gobierno de la Comunidad de Madrid que están privatizando…. Pero vamos, que están privatizando es más que evidente. Ellos dicen otras cosas, como por ejemplo que cambian los modelos de gestión para que sean más eficientes (la cama privada de Madrid vale el doble que la pública, pero en todo caso intentan que les crean) pero no hablan de privatizaciones. En relación al copago, hasta ahora, se negaba el copago o se hablaba del copago con la boca pequeña. Yo creo que cada vez más, y al calor de la crisis económica, y al calor del debate del ajuste, empieza ya a hablarse cada vez más de copago, y sobre todo también porque el resto, y en este caso concreto también Dempeus y el resto de los ciudadanos que defendemos el sistema público, queremos poner sobre la mesa el debate del copago, No le tenemos miedo y además creemos que la mejor forma de conjurar una medida regresiva es que forme parte del debate político. En este sentido quiero valorar muy favorablemente este tipo de Jornadas y este tipo de debates porque si no ocurre que en las revistas sanitarias aparece lo del copago, en algún diario de tirada estatal llevamos ya una larga retahíla de artículos en relación al estado del Bienestar y al copago en particular… Yo tengo en concreto un artículo que duerme el sueño de los justos combatiendo esta campaña contra el estado del bienestar y el sistema público de salud, y es importante también que los mismos consejeros y consejeras y parlamentarios que defienden en reuniones discretas el copago lo defiendan de forma clara, porque así podremos discutir de él. Porque lo que han hecho con el copago es lo mismo que con el puente aéreo, que en vez de puente aéreo es una sima aérea. Bueno, pues en primer lugar deciros lo que ya se ha dicho aquí: que en vez de un copago es un repago. Es un intento de que los ciudadanos con menos ingresos paguen dos veces el sistema sanitario. Pero no es la última ni la más importante, porque al final la recaudación (yo hablaba recientemente con la Mesa del Parlamento Checo) y la recaudación, pues lo comido por lo servido, o peor incluso… El objetivo fundamental es mezclar el agua con el aceite. El objetivo fundamental es cómo en los modelos de gestión, es privatizar el sistema sanitario. Es introducir dentro del propio corazón del sistema criterios mercantiles que vayan reduciendo el sistema sanitario, y además creo que debe denunciarse esta propuesta de copago porque, como he dicho antes, aunque no haya un debate político sobre el sector sanitario –por lo menos no se quiere que haya a nivel estatal un debate político sobre el sistema nacional de salud—y el debate que hay en muchas ocasiones es meramente gestor, cuando la prioridad en mi opinión y el proceso no es precisamente gestor. Es decir, alguien decía que los fenómenos tienen que ver con la historia como la música militar con la música. Bueno, pues en este caso estamos en una cuestión muy similar: la gestión tiene tanto que ver con la evolución del sistema como un huevo con una castaña. La verdad que en estos momentos la realidad del sistema sanitario español (y no me meteré con los subsistemas que seguramente tienen su propia realidad) tiene muchas características pero tres son fundamentales, aparte de ser un sistema muy bien valorado, que todo el mundo considera de calidad, eficiente, con buenos resultados, con un buen resultado coste/eficacia, pero a continuación los que anuncian que tenemos el mejor de los mundos posibles anuncian al día siguiente que el sistema no es viable.

Y yo os recuerdo el maravilloso fondo de pensiones que tenemos en este país, el mayor de los últimos años, de 65.000 millones de euros, que hasta antes de ayer era la garantía de la viabilidad de nuestras pensiones y hoy al parecer ya no garantiza la viabilidad y pasamos de un sistema de pensiones con insuficiencias a otra cosa, seguramente como el sector sanitario. Seguramente se trata de encontrar otro nicho de mercado, de 65.000 millones de euros en pensiones, que es mucho nicho de mercado para tanto especulador suelto. Y lo mismo podríamos decir del sistema sanitario público, un sistema que funciona perfectamente y que también está en el punto de mira de los especuladores y los intereses económicos. Pero quería dar tres rasgos fundamentales de nuestro sistema sanitario por aquello que la autosatisfacción no lleve, como ha llevado en los últimos años, a evitar la reflexión, la crítica y el debate político. Porque la autosatisfacción y la calma chica nos advierten por lo menos en mi tierra cuando se trata de salir y la mar está complicada cuando aparece “calma chica” nos lleva a decir ,“que no salgas, por si acaso”. En este caso la autosatisfacción oculta una involución del sistema sanitario público del cual el copago es, a mi modo de ver, un rasgo de esta involución. ¿Cuáles son los 3 rasgos que me preocupan del sistema sanitario público?

1.- En primer lugar, no es nuevo, pero se acentúa, la dualización. Cada vez hay un mayor papel del sistema sanitario privado. Ya tenemos un 2,5% del PIB en sanidad privada. Ha crecido de forma importante en los últimos años cuando no ha crecido tanto, y hay que decirlo claramente, el sector sanitario público. Por tanto, dualización. Las élites, las capas que tienen mayor poder adquisitivo se van alejando y marginando del sistema… Y un sistema sólo de pobres es un pobre sistema. Y hay que decirlo así. Y por tanto, esa es mi primera preocupación, y aunque parezca una valoración dura hay que decirlo así, porque el sistema o es UNIVERSAL o tiene una difícil viabilidad. Se está produciendo además de la dualización que se apoya en sistemas ya existentes… se apoya en MUFACE, en MUJEJU e ISFAS, (y eso también habrá que discutirlo porque si no nos estaremos engañando: ya existen dentro de nuestro propio sistema subsistemas privilegiados que de alguna manera son la antesala de la privatización).

2.- El segundo aspecto que comentaba antes, que al calor de los llamados modelos de gestión ha entrado en nuestro país de forma clara la privatización funcional y la privatización formal del sistema. Esto es cada vez más evidente. No sólo tenemos un sistema privado hacia el cual va una parte decisiva de la población española y que tiene una relación de consumo, sino que dentro del propio sistema sanitario aparecen gestiones y relaciones de carácter privado, mercantiles, que cuestionan los propios principios de universalidad, de gratuidad de accesibilidad del sistema.

3.- Y luego aparece el tercer factor, muy relacionado con los anteriores, con la dualización y la privatización, que es la medicamentalización. Algunos habéis dicho medicalización, pero yo creo que la medicamentalización es la fase superior de la medicalización. Por tanto, un sistema cada vez más vinculado al medicamento y con una relación más complicada con el mundo del medicamento. Quiero resaltar que en el último decreto que le impone el FMI a España y donde le dice, de la A a la Z, lo que tiene que hacer, lo único que se modificó es lo que tiene que ver con las entidades farmacéuticas. Inicialmente era un recorte de precios que para ellas esa inasumible porque según ellas provocaba un efecto en cascada de los precios en los demás países europeos, con el tópico que creo injusto de que siempre aquí los precios son menores, y han conseguido que sea un descuento, que el gobierno cuantifica en 1.000 millones, pero hay ya descuento nominal porque hay cálculos recientes que llevan a creer que estos 1.000 millones se van a quedar en la mitad de la mitad. Por tanto, hay elementos suficientes para pensar que la medicamentalización es ya muy importante en nuestro sistema sanitario, y creo que deberíamos tenerla en cuenta,

(continúa… en Gaspar Llamazares (y …II)

 
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Publicat per a 8 Agost 2010 in Salut, Serveis Públics

 

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Entrevista sobre el copago sanitario

 
El copago sanitario. Entrevista
 
13/06/10
 

El pasado 10 de Junio se realizó en Barcelona una jornada contra el copago sanitario en la que se expusieron argumentos contra esta nueva ofensiva por parte de algunos sectores de la patronal así como de algún sector de los gobiernos catalán y español. Sergi Raventós entrevistó para Sin Permiso a Àngels Martínez Castells, economista, feminista y una de las fundadoras de la organización en defensa de la sanidad pública Dempeus, una de las organizaciones convocantes de la jornada.

¿Qué es el copago sanitario? ¿En qué consiste y por qué se plantea?

Tal como lo defienden los grupos de intereses de la sanidad privada y determinadas autoridades sanitarias se trata de una medida que representa de hecho un nuevo impuesto o tasa sobre la enfermedad, con el pretexto de contribuir a reducir el déficit de la sanidad y “moderar su demanda”. Se barajan distintas modalidades posibles, todas ellas lesivas para la ciudadanía, desde un ingreso nuevo por prestación: visita al médico de cabecera, atención en urgencias, un incremento de lo que ya constituye copago por medicamentos, extensión de dicho copago a las personas jubiladas que pertenecen a la Seguridad Social, no a Muface, y que están exentas de cualquier pago, hasta un menor ingreso por desgravación al incitar a ciudadanos y ciudadanas a contratar los servicios de una mutua privada, deduciendo posteriormente su importe a la hora de hacer la desgravación de la renta.

¿Cuáles son los argumentos que se dan? ¿Se cree que la gente abusa del sistema sanitario?

El argumento formal que se da es el incremento del coste de la factura sanitaria por mayor población a la que se debe atender y mayor gasto de las prestaciones (tecnología empleada más costosa, tratamientos más sofisticados…). Con ello se obvia la responsabilidad de gestión de las autoridades sanitarias, desplazando la responsabilidad hacia las personas enfermas a las que se las culpabiliza, además, de manera sesgada: las personas inmigrantes, se dice, colapsan los servicios de salud (si tuvieran que pagar no lo harían), las personas jubiladas despilfarran en medicamentos (como si no respondiera su acceso a recetas que se deben emitir por protocolos desde los CAPS correspondientes, o como si España no fuera de los países con menor tasa de utilización de genéricos, o como si los envases no contuvieran por lo general dosis mayores de las necesarias…) y a las personas con enfermedades crónicas, por mucha frecuentación de los establecimientos sanitarios (como si ello no respondiera a las necesidades de atención de unas enfermedades con las que es difícil convivir y para las que muchas veces se programan, de manera escalonada y reiterativa que obliga a numerosos desplazamientos, distintas pruebas diagnósticas o de control que multiplican las visitas a los centros hospitalarios o de atención primaria…).

No puede generalizarse en absoluto la afirmación de que la gente abusa del sistema sanitario. A nadie le gusta padecer una enfermedad, o estar meses y años en algunos casos, con innumerables visitas al médico o probando distintos fármacos, sin un diagnóstico o tratamiento concluyente. Si ello fuera así, también supondría revisar su estado de salud mental. En cambio, el sistema sanitario sí abusa y en algunos casos maltrata incluso a determinados pacientes a los que expulsa de la atención pública por las largas listas de espera que debe soportar, la hipermedicalización a la que les somete, el abuso del modelo biomédico curativista y hospitalocéntrico, o la poca adecuación de sus instalaciones a sus necesidades reales. Estoy pensando en las personas con sensibilidad química múltiple para las que no existe un área absolutamente estéril para ser recibidas y tratadas

¿Hay diferentes versiones propuestas del copago sanitario? Si es así, ¿estás de acuerdo con alguna?

En absoluto, y menos en tiempos de crisis. La única manera de resolver en equidad el mayor gasto sanitario consiste en asumir (por derecho humano y de ciudadanía) que todas las personas que residen en un país –al margen de su legalización formal– deben tener pleno derecho a la atención sanitaria. Para ello, el Ministerio y las autoridades autonómicas correspondientes deben disponer en los Presupuestos las partidas suficientes en base a un sistema fiscal que cumpla una función realmente redistributiva. Por el lado del gasto, la experiencia nos demuestra que las privatizaciones en la salud, los conciertos con el sector privado, la entrega al sector farmacéutico, la no existencia o deficiencias en investigación y formación desde el sector público, encarecen de manera desmesurada e incontrolada el gasto sanitario, al tiempo que son responsables de una peor atención sanitaria que llega, en muchos casos, a suponer graves riesgos para la salud de las personas atendidas. En atenciones a la salud toda intervención necesaria que se demore o se haga de forma incorrecta acabará pasando factura, irremisible y a veces irreversiblemente, tanto en términos de salud como económicos y sociales. España está todavía muy por debajo del gasto sanitario medio de los países de la UE y es absurdo hablar de copagos (que de hecho significan repagos) cuando desde los Presupuestos queda mucho trecho todavía para alcanzar la media europea (por no hablar de la racionalización del gasto, contención de las transferencias al sector privado, etc…)

En estos momentos de ajustes económicos por parte del gobierno y de ofensiva de la patronal española agrupada en la CEOE, ha vuelto con virulencia este debate. ¿No es así?

El debate sobre el copago se ha recrudecido con la crisis económica en la medida que los servicios públicos, y en concreto sanidad y enseñanza, se han constituido en un auténtico botín que va más allá de los cruentos ataques por una redistribución de la renta a favor de los más poderosos. La disminución de plantillas, las privatizaciones y el copago significan un ataque a la base de sustentación de los servicios públicos nucleares del Estado del Bienestar con el que se pretende acabar para suplantar los últimos vestigios de un pacto social europeo surgido de la II GM en una correlación de fuerzas que se olvida demasiado a menudo, por el “modo de vida americano” que no es otra cosa que el “modo de explotación” americano, con derechos sólo para los ricos, y salud para quien se la puede pagar. La crisis se usa también de manera oportunista para debilitar las resistencias sindicales y las defensas civilizadas organizadas. Desde Dempeus per la Salut Pública afirmamos que la salud es un derecho y no una mercancía. Aceptar medidas como el copago va en sentido totalmente distinto.

¿Que dice la OMS sobre el copago?

En la propia OMS se encuentra abundante bibliografía que demuestra que el copago reduce el acceso a los servicios tanto a las personas para consultas que no son imprescindibles como de las personas para las que sí es absolutamente necesario acudir a los servicios de los profesionales de la sanidad. Los “ahorros” sociales de algunas visitas no del todo necesarias no compensan en manera alguna el riesgo personal y social en que se incurre por la barrera clasista y económica que supone el copago. En este sentido, consideramos que la OMS debe recuperar, en materia de salud, su preeminencia sobre otras organizaciones internacionales que pretender imponer sobre la inmensa mayoría de la población el dictado de las patentes y el supuesto “librecomercio” (OMC) o de las finanzas tal como se entienden en el neoliberalismo (FMI).

¿Qué propuestas alternativas hay?

Una racionalización de este sistema “mixto” que supone la parasitación del sistema público para lucro del privado y que implique la progresiva redimensión a la baja del sector privado. La inclusión de un sistema de prevención asequible, público, y muy pegado al terreno y a las necesidades reales. El acompañamiento de la atención médica, la formación de personal profesional y la investigación basada en la realidad sanitaria y la aparición de nuevas enfermedades, muchas de ellas provocadas por la insalubridad del sistema económico y el agravamiento del medio ambiente… Pero  mucho más concretamente, la desaparición de las Mutuas Patronales que entorpecen y añaden opacidad al sistema (al tiempo que manejan altas y bajas con criterios que responden más a la rentabilidad empresarial que a la necesaria recuperación de la persona enferma)… En concreto, Muface representa el mayor de los sinsentidos en la medida que las personas funcionarias, sólo por opción explícita, pueden utilizar los servicios públicos. La creación de un sector público potente en la producción, indicación prescriptora y suministro de productos farmacéuticos u otras variables terapéuticas… y tantas más, que no excluyen la elevación de los tipos de gravamen sobre las rentas personales y de capital más altas para conseguir mayores –y más justos—ingresos fiscales… Y puedo seguir con la imposición de las SICAV, la persecución del fraude fiscal, el retorno de los capitales “refugiados” en los paraísos fiscales… ¿sigo?

Lo importante es que cada día es más evidente para la sociedad que el copago es de hecho un repago que sólo beneficia a la industria privada de la sanidad, y en este sentido vale la pena difundir la Declaración que se aprobó el pasado día 10 de Junio en Barcelona bajo los auspicios de las organizaciones Dempeus per la Salut Pública (http://dempeus.nireblog.com/) y la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública, y que dice:

En estos momentos en que el gobierno de España ha impulsado un plan de austeridad con congelación de las pensiones, rebaja de las políticas sociales, recorte de sueldos al funcionariado y demás trabajadores y trabajadoras del sector público, con la intención de alargar la edad de jubilación de los 65 a los 67 entre otras medidas restrictivas contra las clases trabajadoras, han vuelto a surgir con más fuerza las voces favorables a la privatización de empresas y servicios públicos y a favor del copago en la sanidad pública.

….seguir leyendo en Sin Permiso

 
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Publicat per a 13 Juny 2010 in Salut

 

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Rodríguez Ibarra, el xenófobo

L’amic Segi Raventós m’envia aquesta entrada publicada a Dia@dia.net que val la pena difondre:

1684860w.jpgRodríguez Ibarra, el xenófobo

Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha reclamado de Zapatero una ”sanidad para españoles y sólo para los españoles”. ¿Qué diríamos si estas palabras las hubiera dicho, por poner un ejemplo, Mayor Oreja?

23-09-2009

Lo escucho en la radio, reconozco su voz. Quiero pensar que se trata de un buen imitador, pero… Este veterano líder socialista, ahora que surgen voces cuestionando la edad de la gente que acompaña a Zapatero, toma la palabra y consigue hacerme dudar si sigo siendo de los nuestros.    

Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha reclamado de Zapatero una ”sanidad para españoles y sólo para los españoles”. ¿Qué diríamos si estas palabras las hubiera dicho, por poner un ejemplo, Mayor Oreja?

Uno de los grandes avances que justifica los años del PSOE en el Gobierno es precisamente en el terreno sanitario. La Ley General de Sanidad (14/1986, de 25 de abril) universalizó la atención sanitaria a todos los españoles y  a los ciudadanos extranjeros con residencia establecida en territorio nacional. En la misma Ley, y en referencia a los extranjeros no residentes, se especifica que tendrán garantizado tal derecho en la forma que las leyes y convenios internacionales establezcan. Trinidad Jiménez, ha puntualizado que existen convenios en materia de Seguridad Social, en los que está“perfectamente regulada y tasada la cantidad que cada país percibe en función del número de ciudadanos procedentes de otros países”. Igual Juan Carlos Rodríguez Ibarra  está proponiendo un cambio constitucional para que convertir los derechos y deberes de los ciudadanos en derechos y deberes de los españoles.

Este argumento populista, insolidario y xenófobo, propio de cualquier Le Pen, debería ser impropio de alguien que se define como socialista. Si hoy se pide actuar contra el extranjero, ¿a quién se propondrá dejar fuera de cobertura en la próxima? Que tiemblen los desempleados o quienes carecen de recursos.


Júcaro

 
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Publicat per a 24 Setembre 2009 in Salut, Serveis Públics

 

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Gairebé perfecte, senyor President!

Almost Perfect, Mr. President

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(Photo: Pet Souza / White House)

  Scott Galindez, escriu a t r u t h o u t | Perspective que malgrat el discurs del  President Obama sobre el pla de salut va ser inspirat, i “gairebé perfecte”, cal lamentar que no deixès prou clara la necessitat de l’opció pública.  I opina també que malgrat el pragmatisme que li pot permetre arribar a acords, la majoria dels 45 minuts que va durar el discurs cridaven a intervenir en salut. El President Obama no va deixar cap dubte que la reforma del sistema de salut era per a ell una qüestió moral. I haguès estat perfecte si el cantó pragmàtic d’ Obama no haguès deixat d’assenyalar que l’opció pública és una part necessària de tot el pla. Però en el contingut va sortir de manera suficientment explícita i de fet, va quedar sobre la taula: ara es tracta de que la gent i els seus partidaris lluitin també per un sector públic a la sanitat. El president va deixar clar que està disposat a posar-se al front. Hi haurà prou gent que el segueixi?


Scott Galindez és Senior Editor de Truthout.

 
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Publicat per a 11 Setembre 2009 in Mitjans de comunicaci, Salut

 

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Barack Obama defiende ante el Congreso el plan de salud (y III)

La última parte de la intervención de Barack Obama donde reivindica la memoria del senador Ted Kennedy, fallecido hace pocos días, y auténtico impulsor de un sistema universal de salud para los Estados Unidos.

Por último, permítanme hablar de un tema que es motivo de gran preocupación (…) y es cómo tenemos que pagar este plan. En primer lugar, no voy a firmar un plan que añada un centavo a nuestros déficits, ya sea ahora o en el futuro. Y para demostrar que estoy hablando en serio, habrá una disposición que nos obligue a hacer más recortes en el gasto si los ahorros del Plan no se materializan. Parte de la razón por la que me encontré un billón de dólares de déficit cuando entré en la Casa Blanca se deben a la guerra de Irak y a exenciones de impuestos para los ricos. No voy a cometer el mismo error con la salud.

En segundo lugar, hemos estimado que la mayor parte de este plan puede ser pagado con ahorros en el sistema sanitario, que actualmente está lleno de despilfarro y abusos. En este momento, los ahorros duramente ganados y el dinero de los impuestos que gastamos en salud no nos hacen más saludable. Y esta no es mi opinión, sino la de los profesionales médicos de este país. Y esto es también cierto cuando se trata de Medicare y Medicaid.

De hecho, quiero dirigirme a las personas mayores un momento, porque Medicare es otra cuestión que ha sido sometida a la demagogia y la distorsión en todo este debate. Hace más de cuatro décadas, esta nación puso en pie el principio de que después de una vida de duro trabajo, nuestras personas mayores no deben luchar con un montón de facturas médicas. Así es como nació Medicare. Y sigue siendo un deber sagrado que debe ser transmitido de una generación a la siguiente. Por eso, ni un dólar del Fondo fiduciario de Medicare se utilizará para pagar este plan.

La única cosa que este plan hará es eliminar cientos de miles de millones de dólares en despilfarro y fraude, así como en subvenciones injustificadas de Medicare que van a las las empresas de seguros que hacen de todo para engrosar sus beneficios y nada para mejorar su atención. Y también vamos a crear una comisión independiente de médicos y expertos médicos encargados de identificar el despilfarro en los próximos años.

Con ello se asegurará que las personas mayores reciben los beneficios prometidos. Se asegurará que Medicare siga en pie para las generaciones futuras. Y podemos utilizar algunos de los ahorros para cubrir parte del desembolso en medicamentos recetados que las personas de la tercera edad pagan de su bolsillo. Eso es lo que este plan va a hacer por usted. Así que no preste atención a las historias de miedo sobre cómo sus derechos se reducirá sobre todo porque algunas de las mismas personas que están divulgando estos cuentos chinos lucharon contra Medicare en el pasado, y que este mismo año han apoyado un presupuesto que podía haber abierto el camino de la privatización de Medicare. Eso nunca va a pasar mientras gobierne. Voy a proteger a Medicare.

Medicare es una parte tan grande del sistema de salud que conseguir que sea más eficiente puede ayudar a marcar el comienzo de los cambios y reducir los costos para todos. Sabemos desde hace tiempo que en algunos lugares, como el Intermountain Healthcare en Utah o en el Sistema de Salud Geisinger, en la Pennsylvania rural, se ofrece una alta calidad de atención a costes inferiores a la media. La comisión puede contribuir a fomentar la adopción de estas prácticas de sentido común por parte de médicos y profesionales de la medicina a todo el sistema, desde reducir las tasas de infección hospitalaria hasta fomentar una mejor coordinación entre los equipos médicos.

La reducción del despilfarro y la ineficiencia en Medicare y Medicaid pagarán la mayor parte de este plan. Gran parte del resto se pagará con ingresos procedentes de las compañías farmacéuticas y de seguros que se beneficiarán de decenas de millones de nuevos clientes. (…) Si se suma todo, el plan que estoy proponiendo costará alrededor de 900 mil millones de dólares en diez años, menos de lo que hemos gastado en la guerras de Irak y Afganistán, y menos que los recortes de impuestos para los estadounidenses más ricos pocas que el Congreso aprobó a principios de la administración anterior. (…) Y si somos capaces de frenar el crecimiento de los costes sanitarios sólo una décima parte del uno por ciento cada año, podremos reducir el déficit en 4 billones de dólares a largo plazo. (…)
Pero quiero que sepáis eso: No perderé mi tiempo con los que han decidido que es mejor política acabar con este plan que mejorarlo. No me quedaré quiero mientras los intereses creados utilizan la misma vieja táctica de dejar las cosas como están. Y no aceptaremos el status quo como solución. No esta vez. No ahora.

Todo el mundo en esta sala sabe lo que sucederá si no hacemos nada, Nuestro déficit crecerá. Más familias irán a la quiebra. Más empresas cerrarán. Cada vez más estadounidenses perderán su cobertura cuando están enfermos y más lo necesitan. Y más morirán como resultado. Sabemos que estas cosas son verdad. Es por ello que no puedo fallar. Son demasiados los estadounidenses que cuentan con nosotros para tener éxito, los que sufren en silencio, y los que compartieron sus historias con nosotros en reuniones, en el correo electrónico, y en cartas. He recibido una de esas cartas hace unos días. La envió un querido amigo y colega, Ted Kennedy. La había escrito en mayo, poco después que se le comunicara que su enfermedad era terminal. Pidió que se entregara después de su muerte.

En la carta habla de lo felices que fueron sus últimos meses gracias al amor y el apoyo de familiares y amigos, de su esposa Vicki y de sus hijos, que están aquí esta noche. Y expresa su confianza en que este sería el año en que la reforma de salud “este gran asunto pendiente de nuestra sociedad”, finalmente se aprobaría. Repite la verdad de que la salud es determinante para nuestra futura prosperidad, pero también me recuerda que “se trata de algo más que de cosas materiales”. “Lo que estamos haciendo”, escribió, “es por encima de todo una cuestión moral, y lo que está en juego no son sólo los detalles de la política, sino los principios fundamentales de justicia social y del carácter de nuestro país”.

He pensado en esa frase en los últimos días. Una de las cosas únicas y maravillosas de los Estados Unidos ha sido nuestra confianza en nosotros mismos, nuestro individualismo, nuestra defensa feroz de la libertad y nuestro sano escepticismo. Y averiguar el tamaño adecuado y el papel del gobierno ha sido siempre una fuente de debate riguroso y, a veces enojado.

Para algunos de los críticos de Ted Kennedy, su liberalismo representa una afrenta a la libertad americana. En su mente, su pasión por un sistema universal de salud no era más que una pasión por un gran gobierno. Pero los que conocimos a Teddy y trabajamos con él, sabemos que le guiaba algo más. Su amigo, Orrin Hatch, lo sabe. Ellos trabajaron juntos para proporcionar a los niños con el seguro de salud. Su amigo John McCain lo sabe. Trabajaron juntos en un proyecto de ley de Derechos del Paciente. Su amigo Chuck Grassley lo sabe. Trabajaron juntos para proporcionar asistencia sanitaria a los niños con discapacidades.

En temas como estos, la pasión de Ted Kennedy no nacía de una ideología rígida, sino de su propia experiencia. Fue la experiencia de tener a dos niños enfermos de cáncer. Nunca olvidó el terror y la impotencia que cualquier padre siente cuando un niño está muy enfermo, y fue capaz de imaginar lo que debe ser para padres que no tenían seguro, lo que es tener que decir a una mujer, o a un niño o un padre que está envejeciendo, que hay algo que podría mejorarlos, pero simplemente no pueden permitírselo.
Esa preocupación y consideración por el sufrimiento de los demás no es un sentimiento partidista. No es ni republicano ni demócrata. Es, también, parte del carácter americano. Nuestra capacidad para ponernos en el lugar de otras personas. El reconocimiento de que todos estamos juntos, que cuando la fortuna se vuelve contra uno de nosotros, otros están ahí para echar una mano. La creencia de que en este país, el trabajo duro y la responsabilidad deben ser favorecidos con alguna medida de seguridad y juego limpio, y el reconocimiento de que a veces el gobierno tiene que intervenir para ayudar a cumplir esa promesa.

Esta ha sido la historia de nuestro progreso. En 1933, cuando más de la mitad de nuestras personas mayores no podían mantenerse por sí mismas y millones de ellas habían visto desaparecer sus ahorros, hubo quienes sostuvieron que la Seguridad Social conduciría al socialismo. Pero los hombres y mujeres del Congreso se mantuvieron firmes, y ahora todos se lo agradecemos. En 1965, cuando algunos sostenían que Medicare representaba que el gobierno tomaba por asalto la atención de la salud, los miembros del Congreso, demócratas y republicanos, no dieron marcha atrás, sino que se unieron para que todos pudiéramos entrar en nuestros años dorados con un mínimo de tranquilidad.

Nuestros predecesores entendieron que el gobierno no puede ni debe resolver todos los problemas. Entendieron que en ciertos casos lo que se gana en seguridad con la acción del gobierno no merece lo que se pierde en libertad. Pero también entendieron que el peligro de demasiado gobierno se corresponde con los peligros de muy poco, que sin una política prudente los mercados pueden colapsarse, los monopolios pueden sofocar la competencia, y las personas vulnerables pueden ser explotadas. Y sabían que cualquier medida del gobierno, no importa lo bien hecha o beneficiosa que sea, puede ser objeto de desprecio; cuando cualquier esfuerzo por ayudar a las personas necesitadas es atacada como anti-americano; cuando los hechos y la razón son arrojados por la borda y sólo se considera sabia la timidez; y cuando ya no podemos ni siquiera participar en una conversación civil con los demás sobre cosas que verdaderamente importan, en ese punto no sólo perderemos nuestra capacidad de resolver los grandes retos. Perdemos algo esencial de nosotros mismos.

Lo que era verdad entonces lo sigue siendo hoy en día. Entiendo lo difícil que este debate ha sido. Sé que muchos en este país son profundamente escépticos acerca de que el gobierno esté velando por ellos. Entiendo que la decisión política más segura sería aplazar la reforma un año más, o una elección más, o un período más.

Pero eso no es lo que el momento requiere. Eso no es lo que vinimos a hacer aquí. No hemos venido a temer el futuro. Hemos venido aquí para darle forma. Sigo creyendo que se puede actuar, aun cuando es difícil. Todavía creo que se puede sustituir la acritud con la civilidad, y la parálisis por el progreso. Todavía creo que podemos hacer grandes cosas, y que aquí y ahora nos encontraremos con la prueba de la historia.

Porque somos quienes somos, y esa es nuestra vocación. Ese es nuestro carácter. ¡Gracias, Dios los bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América!

 
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Publicat per a 10 Setembre 2009 in Salut

 

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Barack Obama defiende ante el Congreso el plan de salud (II)

A medida que se conoce el impacto del discurso de Obama se conocen también las valoraciones populares y en los medios.  La popularidad del plan presentado, según la CNN, ha pasado de poco más del 50% a casi un 65% entre la población en general. Pero precisamente los más partidarios de Obama desde el principio, desde la gestación de la campaña del “Yes, we can”, son los más decepcionados con el discurso presidencial que siguió de este modo:

 

 

Si usted es uno de las decenas de millones de estadounidenses que actualmente no tienen seguro de salud, la segunda parte de este plan le ofrece finalmente opciones de  calidad y  asequibles. Si usted pierde su empleo o cambia de trabajo, usted tendrá cobertura. Si se establece por su cuenta, podrá tener cobertura. Crearemos un nuevo mercado de seguros donde los individuos y las pequeñas empresas podrán tener un seguro de salud a precios competitivos. Las compañías de seguros tendrán un incentivo para participar, ya que les permite competir por millones de nuevos clientes. Y como todos los grandes grupos. estos clientes tendrán una mayor influencia para negociar con las compañías de seguros para conseguir mejor precio y mayor calidad de cobertura. Así es  cómo las empresas grandes y los empleados públicos consiguen un seguro. Así es como todos en este Congreso disponemos de un  seguro. Y es hora de dar a cada estadounidense la misma oportunidad que nos hemos damos a nosotros mismos.

Para aquellas personas y pequeñas empresas que aún no pueden permitirse el menor precio de seguro ofrecidos en el intercambio, le proporcionaremos créditos fiscales en base a su necesidad. Y todas las empresas de seguros que deseen tener acceso a este nuevo mercado tendrá que cumplir las protección a los consumidores que ya he mencionado. Este proceso se llevará a cabo en cuatro años, lo que nos dará tiempo para hacerlo bien. Mientras tanto, para los estadounidenses que no pueden obtener un seguro a día de hoy porque no tienen condiciones médicas preexistentes, se le ofrecerá inmediatamente  cobertura a bajo costo que le protegerá de la ruina financiera si se enferma de gravedad. (…) Ahora bien, incluso si proporcionamos estas opciones asequibles, puede ser que personas jóvenes y sanas quieran asumir el riesgo de no tener cobertura.  Y todavía puede haber empresas que se niegan a hacer lo correcto por sus trabajadores. El problema es que esas conductas irresponsables cuestan dinero al resto de las personas. Si hay opciones asequibles y aún así  no se suscribe un seguro de salud, significa que los demás tenemos que pagar por las personas no aseguradas en situaciones de emergencia. Si algunas empresas no ofrecen los trabajadores de salud, el resto de nosotros tenemos que pagar la cuenta cuando los trabajadores enferman, y eso da a esas empresas una ventaja injusta sobre sus competidores. Y a menos que cada uno asuma la parte que le corresponde, no podrán lograrse la mayoría de las reformas que pretendemos, sobre todo exigir a las empresas de seguros que cubran las condiciones preexistentes.

Es por eso que con mi plan, todas las personas deben tener un seguro médico básico de  la misma manera que la mayoría de los estados requieren que un seguro de automóvil. Así,  las empresas tendrán que o bien ofrecer a sus trabajadores un seguro de salud, o tendrán que ayudar a cubrir el costo a sus trabajadores. Quedarán exentas las personas que aún no se puede permitir la cobertura y el 95% de todas las pequeñas empresas, debido a su tamaño y su margen de beneficios. Pero no podemos permitir que las grandes empresas y las personas que pueden permitirse la cobertura del sistema de juego, eludan su  responsabilidad  para con ellos mismos o sus empleados. Nuestro sistema de salud sólo puede funcionar si cada uno hace su parte. (…)

Muchas personas se han preocupado por las mentiras que  propagan aquellos cuyo único objetivo es matar a la reforma a cualquier costo. El mejor ejemplo es la afirmación hecha, no sólo por la radio y tertulias muestran cable, sino por  políticos eminentes,  de que tenemos la intención de crear grupos de burócratas con el poder de matar a la tercera edad. Esa acusación sería risible si no fuera tan cínica e irresponsable. Es una mentira, así de simple.

Hay también quienes afirman que nuestro esfuerzo de reforma asegurará los inmigrantes ilegales. Esto también es falso. Las  reformas que estoy proponiendo no se aplican a los que están aquí de manera ilegal. Y uno de los muchos malentendidos quiero aclarar es que bajo nuestro plan no se utilizará  dinero federal  para financiar abortos, y que las leyes federales sobre la objeción de conciencia se mantendrán en su lugar.

Mi propuesta de salud también ha sido atacada por algunos que se oponen a la reforma diciendo que el  “gobierno se queda” con todo el sistema de salud. Como prueba, los críticos señalan una disposición de nuestro plan que permite a los no asegurados y las pequeñas empresas elegir una opción de seguro público administrado por el gobierno como Medicaid o Medicare. Así que permítanme aclarar las cosas. Mi principio rector es, y siempre ha sido, que a los consumidores les va mejor cuando  hay elección y  competencia. Lamentablemente, en 34 estados, el 75% del mercado de seguros está controlado por cinco empresas o incluso menos. En Alabama, casi el 90% es controlado por una sola empresa. Sin competencia, el precio del seguro sube y la calidad baja. Y da muchas facilidades a las compañías de seguros para tratar mal a sus clientes y escoger a las personas más saludables y abandonar a las más enfermas, así como hacer pagar sobreprecio a las pequeñas empresas que carecen de poder negociador.
No tengo ningún interés en poner las compañías de seguros fuera del negocio. Proporcionan un servicio legítimo, y emplean a muchos amigos y vecinos. Sólo quiero que rindan cuentas. Las reforma que he mencionado haría exactamente eso. Pero un paso adicional que podemos tomar para asegurar la honestidad de las compañías de seguros es crear una opción pública, sin fines de lucro.  Permítanme dejar que sólo sería una opción para aquellos que no tienen seguro. Nadie estaría obligado a elegirla, y no afectaría a las personas que ya tienen seguro. De hecho, en base a estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso, creemos que incluiría a menos del 5% de los estadounidenses. Pero aún así, a las compañías de seguros y a sus aliados no le gusta esta idea. Argumentan que las empresas privadas no pueden competir equitativamente con el gobierno. Y tienen razón, si los contribuyentes subsidian la opción de seguro público. Pero no  será así. He insistido en que, como cualquier compañía de seguros privada, la opción del seguro público tendría que ser autosuficiente y depender de las primas que cobra. Pero al evitar algunos de los gastos generales,  los excesivos gastos administrativos y los altos salarios de los ejecutivos, podría asegurar un buen trato a sus clientes y presionar a las aseguradoras privadas a mantener una política más abierta  y tratar mejor a sus clientes, de la misma manera que los colegios y universidades públicas brindan opciones adicionales y  competencia a los estudiantes sin que inhiban la existencia de un sistema muy vivo de colegios y universidades privadas.

Vale la pena señalar que una gran mayoría de los estadounidenses todavía está a favor de una opción pública como la que he propuesto esta noche. Pero su impacto no se debe exagerar por la izquierda, la derecha, o los medios de comunicación. Es sólo una parte de mi plan, y no debe ser utilizado como una excusa fácil para las batallas ideológicas habituales de Washington. A mis amigos progresistas, les recuerdo que durante décadas, la idea motriz de la reforma ha sido poner fin a abusos de las empresas de seguros y hacer que la cobertura sea asequible para los que carecen de la misma. La opción pública es sólo un medio para tal fin y debe permanecer abierta a otras ideas que lograr nuestro objetivo final. Y a mis amigos republicanos, les digo que en lugar de hacer afirmaciones disparatadas sobre el asalto del gobierno al sector de  la salud, debemos trabajar juntos para abordar las preocupaciones legítimas que puedan tener.

(…)

 
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Publicat per a 10 Setembre 2009 in Salut

 

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Barack Obama defiende ante el Congreso el plan de salud (I)

Barack Obama habló ayer ante el Congreso de los Estados Unidos sobre el proyecto de reforma de la atención en salud. Por su indudable importancia en el debate global sobre el tema, en “Punts de Vista” recogemos y traducimos en tres entradas consecutivas los principales argumentos esgrimidos.

Cuando hablé aquí el invierno pasado, esta nación se enfrentaba a la peor crisis económica desde la Gran Depresión. Estábamos perdiendo un promedio de 700.000 empleos por mes. El crédito estaba congelado. Y nuestro sistema financiero estaba al borde del colapso. Como les dirá cualquier estadounidense que todavía está buscando trabajo o una manera de pagar sus cuentas,  no estamos en absoluto fuera de peligro. La recuperación total está a muchos meses de distancia. Y no voy a cejar hasta que los norteamericanos que buscan trabajo pueden encontrarlo, hasta que las empresas que buscan capitales y  crédito puedan prosperar, hasta que todos los propietarios responsables pueden permanecer en sus hogares. Ese es nuestro objetivo final. Pero gracias a las medidas audaces y decisivas que hemos tomado desde enero, puedo estar aquí con confianza y decir que hemos apartado a la economía del borde del abismo. (…)

Pero no hemos venido aquí sólo para hablar de  la crisis. Hemos venido a construir un futuro. Así que esta noche, vuelvo a hablar con todos ustedes sobre un tema que es central para ese futuro y esa es la cuestión de la atención de  salud.

Yo no soy el primer presidente en asumir esta causa, pero estoy decidido a ser el último. Ahora hace casi un siglo que Theodore Roosevelt intentó  reformar el sistema de salud. Y desde entonces, casi todos los presidentes y el Congreso, ya sea demócrata o republicano, han intentado abordar  este desafío de alguna manera. John Dingell Sr., en 1943, presentó un proyecto de ley para la reforma integral de  la salud. Sesenta y cinco años más tarde, su hijo sigue presentando ese mismo proyecto de ley al comienzo de cada período de sesiones.

Nuestra incapacidad colectiva para hacer frente a este reto año tras año, década tras década, nos ha llevado a un punto de ruptura. Todo el mundo entiende las dificultades extraordinarias que tienen las personas no aseguradas, las que viven cada día sólo a un paso de la quiebra por accidente o enfermedad. No se trata de personas acogidas a los servicios de bienestar. Se trata de  estadounidenses de clase media. Algunos no pueden obtener seguro en el trabajo. Otros son trabajadores por cuenta propia, y no pueden permitirse un seguro porque le cuesta  tres veces más que la cobertura que recibe de su empleador. Y a muchos otros americanos que están dispuestos y pueden pagar se les sigue negando a causa de enfermedades previas o de condiciones que las compañías de seguros deciden que cubrirlas suponen  demasiado riesgo o coste.

Somos la única democracia avanzada en la Tierra, la única nación rica que permite que millones de sus habitantes sufran todas estas dificultades.  En la actualidad hay más de 30 millones de ciudadanos estadounidenses que no pueden obtener cobertura. En sólo dos años, uno de cada tres norteamericanos se ha quedado sin cobertura de salud  en algún momento. Y cada día, 14.000 estadounidenses pierden su cobertura. En otras palabras, le puede pasar a cualquiera.

Pero el problema del sistema de atención de  salud no es sólo un problema de  los no asegurados. Los que carecen de seguro nunca han tenido menos seguridad ni estabilidad. Más y más americanos se preocupan porque si pierden su trabajo, o cambian de trabajo, perderán también su seguro de salud. Cada vez más estadounidenses pagan sus primas, sólo para descubrir cuando enferman que su compañía de seguros ha reducido su cobertura, o no quiere pagar el costo total de la atención. Sucede todos los días.

Un hombre de Illinois perdió su cobertura en medio de la quimioterapia debido a que su asegurador descubrió que no había informado de unos cálculos biliares que ni siquiera sabía que tenía. Se demoró su tratamiento, y murió. Otra mujer de Texas estaba a punto de conseguir una doble mastectomía cuando su compañía de seguros canceló su póliza porque se le olvidó declarar que había tenido acné. Cuando ha podido recuperar su seguro, el cáncer de mama en más del doble de tamaño. Estos casos son descorazonadores, son un error, y nadie debe ser tratado de esa manera en los Estados Unidos de América.

Luego está el problema del aumento de los costos. Gastamos  una vez y media  más por persona en salud que cualquier otro país, pero no estamos más saludables. Esta es una de las razones por las que las primas de seguros han aumentado tres veces más rápido que los salarios. Es por eso que muchos pequeños empresarios están obligando a sus empleados a pagar más por el seguro, o están disminuyendo su cobertura o la suprimen. Es por eso que muchos aspirantes a empresarios no pueden permitirse el lujo de abrir un negocio, y por qué las empresas estadounidenses que compiten a nivel internacional como los fabricantes de automóviles están en una desventaja enorme. Y es por eso que los que tenemos un seguro de salud también estamos pagando un impuesto oculto y creciente para aquellos que no lo tienen- cerca de  1000 dólares anuales que se pagan por emergencias y las atenciones gratuitas.

Por último, nuestro sistema de atención de salud es una carga insostenible para los contribuyentes. Cuando los costos de salud crecen a ese ritmo, ejercen mayor presión sobre programas como Medicare y Medicaid. Si no hacemos nada para frenar la escalada de los precios, será mayor el gasto en Medicare y Medicaid que en el resto de programas del gobierno. En pocas palabras, nuestro problema de salud es nuestro problema de déficit. (…)

Hay personas de izquierda  que creen que la única manera de arreglar el sistema es a través de un sistema de pagador único como en Canadá, limitando fuertemente  el mercado de seguros privados y con cobertura universal desde el gobierno. A la derecha, hay quienes sostienen que se debe poner fin al sistema de seguros de empresa y dejar que cada persona compre un seguro de salud por su cuenta. (…)

Nuestros esfuerzos globales han sido apoyados por una coalición sin precedentes de médicos y enfermeras, hospitales, grupos de ancianos e incluso compañías farmacéuticas,  muchas de las cuales se oponían a la reforma en el pasado. Y hay un acuerdo en esta sala al 80% sobre lo que hay que hacer, que nos acerca más a la meta de la reforma de lo que hemos estado siempre.  Pero hemos visto también en estos últimos meses un espectáculo partidista que  sólo incrementa el desapego que muchos estadounidenses sienten hacia su gobierno. En lugar de un debate honesto, hemos visto tácticas de miedo. Algunos se muestran  inflexibles en campos ideológicos que no ofrecen ninguna esperanza de compromiso. Demasiados han utilizado la reforma como una oportunidad para anotar  puntos a corto plazo de tipo político, incluso a costa de privar al país de una oportunidad para resolver un reto a largo plazo. Y ha reinado la confusión sobre esta tormenta de acusaciones y réplicas.

Bueno, el tiempo de las disputas ha terminado. El tiempo de los juegos ha pasado. Ahora es momento para la acción. Ahora es cuando tenemos que aportar las mejores ideas de ambas partes, y mostrar al pueblo estadounidense que todavía podemos hacer lo que nos mandataron.  El plan que estoy anunciando hoy cumple tres objetivos básicos:

Proporciona más seguridad y estabilidad a los que tienen seguro de salud. Proporcionará cobertura a los que no la tienen. Y el crecimiento de los costes sanitarios será menor para nuestras familias, nuestras empresas y nuestro gobierno. (…) Éstos son los detalles que cada americano tiene que saber acerca de este plan:

En primer lugar, si se encuentran entre los cientos de millones de estadounidenses que ya tienen seguro de salud a través de su trabajo, Medicare, Medicaid, o el VA, nada en este plan requerirá que usted o su empresario cambien de  cobertura o de médico. Permítanme repetir esto: no hay nada en nuestro plan  que cambie lo que usted tiene.

Lo que este plan va a  hacer es que su seguro mejore en su beneficio. Bajo este plan, las compañías de seguros no podrán negarle cobertura a causa de una condición preexistente. Tan pronto como que yo firme este proyecto de ley, será ilegal que las compañías de seguros le nieguen cobertura cuando  enferme o cuando más lo necesite. Ya no podrán poner un  límite arbitrario a la cantidad de cobertura que usted puede recibir en un año determinado o toda una vida. Y vamos a poner un límite a cuánto pueden cobrar adicionales, porque en los Estados Unidos de América, nadie debería ir a la quiebra porque  enferma. Y las compañías de seguros deberán cubrir, sin costo adicional,  chequeos de rutina y cuidados preventivos, como mamografías y colonoscopias, porque no hay razón para  contraer enfermedades como el cáncer de mama o el cáncer de colon cuando se pueden prevenir. Eso tiene sentido, se ahorra dinero y salva vidas.

Eso es lo que los estadounidenses que tienen seguro de salud puede esperar de este plan – más seguridad y estabilidad. (…)

 
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Publicat per a 10 Setembre 2009 in Salut

 

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La LEY BACHELOT o la empresarialización de los hospitales franceses

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Informe elaborado por María Luisa Delgado para CAS Madrid. Junio 2009.

 

La sanidad francesa es considerada por la OMS una las primeras del mundo por la calidad de sus prestaciones. Sin embargo, las desigualdades sociales en materia de salud, la saturación de los hospitales, la fragmentación del sistema sanitario y el déficit de la Seguridad Social exigían una reforma a la que el Gobierno francés ha respondido con el Proyecto de ley «Hospital, salud, pacientes y territorios» (projet de loi «Hôpital, santé, patients et territoires»- HPST): «Ley Bachelot» (por la ministra r. Bachelot-Narquin). El Gobierno considera que los hospitales están aquejados de un “problema de organización” (y no de “falta de medios”). Pretende racionalizar la asistencia, gestionar mejor la demografía médica y hacer que evolucione la medicina privada, de la lógica individual de los médicos liberales a una organización más colectiva, siguiendo el modelo de los “centros de cuidados”, necesario en el medio rural. Pero el proyecto de ley pasa por alto algo esencial: las desigualdades en materia de salud, y se embarca en una privatización de los hospitales que desembocará en una medicina de dos velocidades, que sólo beneficiará a los pacientes con una economía desahogada.

No toma medidas para aumentar el número de profesionales de la salud ni para imponer una repartición equilibrada por todo el territorio. Para adaptar mejor las políticas sanitarias a las necesidades de cada territorio, la Sra. Bachelot propone la creación de Agencias Regionales de Salud (ARS), que deberán coordinar los hospitales, las consultas privadas y la medicina social. Refuerza el autoritarismo y el centralismo, ya que todas las decisiones serán tomadas por estas superagencias, tuteladas directamente por el Estado, desde la misión de los directores de hospital hasta el funcionamiento de los servicios, con exigencias de rentabilidad, y que permitirán la transferencia de las actividades y la financiación del hospital público hacia los sectores privado lucrativo (clínicas privadas), liberal (casas médicas) o de medicina social (geriatría, psiquiatría). En numerosos países occidentales, el poder en los hospitales está claramente en manos de gestores. En Francia, hasta ahora, había habido una especie de compromiso entre el director y los médicos, y, por otra parte, también había otra instancia de recurso: el consejo de administración, presidido generalmente por el alcalde del municipio. La nueva ley quiere dar todos los poderes al director del hospital, nombrado y revocado por el director de la Agencia Regional de Salud (una especie de prefecto sanitario), que, a su vez, es nombrado y revocado por el Consejo de Ministros. Este director podrá no tener ninguna competencia médica o sanitaria, pero será el que tome las decisiones sobre el proyecto médico del hospital y el que nombre y revoque a los médicos responsables de las estructuras asistenciales. Junto al director habría un directorio médico compuesto por entre siete y nueve médicos, que, aun siendo mayoritario, no tendría derecho de voto y cuyos miembros podrían ser destituidos de un día al otro por el presidente-director. El director del hospital no tendría otros superiores que el responsable de la Agencia Regional de Salud, por el que ha sido propuesto. Es decir, nos encontraríamos ante una cadena jerárquica vertical. La tarificación de los actos sería similar en los sectores privado y público (como si las patologías y la continuidad de los cuidados fuesen comparables).

 El pensamiento mercantil de esta ley reduce lo cualitativo a lo cuantitativo, el enfermo a la tarifa de su enfermedad. La solución es simple: hay que gestionar el hospital como una empresa, introduciendo más actividad privada; mutualizar (por no decir cerrar) los servicios y acelerar la transferencia de las actividades rentables hacia el sector privado. Es decir: entregar el hospital público al sector privado. El proyecto de ley se propone también acelerar el cierre de hospitales de proximidad (son 250 los directamente amenazados) y la supresión masiva e injustificada de empleos de enfermería y de cuidadores mediante la creación de “comunidades hospitalarias de territorio”. Para los profesionales de la salud, esta mercantilización de la sanidad es inaceptable. Denuncian que la convergencia entre el sector público hospitalario y el sector privado se realizará esencialmente con criterios de rentabilidad financiera, en detrimento de los enfermos no rentables y reclaman que se retire el proyecto en su totalidad. El hospital público se suele ocupar de las urgencias y de los casos de tratamiento más difícil y, por lo tanto, más caro, y que suelen ser rechazados por los establecimientos privados. Por esa razón, los hospitales reciben por acto cerca del 30 % más de la Seguridad Social que las clínicas. La convergencia prevista por la nueva ley prevé el mismo porcentaje para ambas entidades, lo cual significaría el fin de los hospitales públicos. La Federación de Hospitales de Francia considera que, si se aplica la convergencia de lo público y lo privado, se producirá un reducción del 30 % de los presupuestos de los hospitales hasta 2012. El descontento es tal que ha puesto a todos de acuerdo, y movilizado en varias ocasiones a lo largo de estos meses, a médicos, personal sanitario, sindicatos, partidos de izquierda y asociaciones de consumidores, para denunciar una ley que, so pretexto de modernizar, lo que pretende es privatizar la sanidad.

El 29 de enero hubo manifestaciones masivas solicitando la retirada de la ley y la apertura de un debate para modernizar y financiar el sistema sanitario. Y también hubo una importante movilización el 28 de abril. El mensaje es claro: hay que parar esta empresa ultraliberal de desmantelamiento de la sanidad. El Nouvel Observateur publicó a finales de abril una declaración de 25 grandes catedráticos de los hospitales públicos franceses en la que denunciaban el proyecto de reforma de R. Bachelot, basado, según ellos, no en la salud, sino en la rentabilidad, y para el que la preocupación central no es el enfermo, sino la cuenta de explotación del hospital. El proyecto médico no puede basarse, a su modo de ver, en la rentabilidad, sino en las necesidades de la población, la evolución previsible de los grandes temas de sanidad pública, el avance de los conocimientos y los progresos tecnológicos. Hace falta una financiación propia del hospital que tenga en cuenta la innovación, la onerosidad de las patologías, la precariedad. Y esta ley es destructiva e injusta. En vísperas del examen de la ley por el Senado, el 11 de mayo, Nicolas Sarkozy trató de suavizar la polémica con algunas concesiones en lo relativo al gobierno de los hospitales, mediante la creación de una dirección colegial, que siguen pareciendo insuficientes a los profesionales de la medicina. Bachelot ha encontrado serias dificultades a la hora de debatir el proyecto en el Senado, cuyo examen se ha prolongado hasta el 29 de mayo. La confusión reina también en la Asamblea Nacional. Los otros aspectos del proyecto ley, relacionados con la salud de los jóvenes (alcohol, tabaco o cannabis), están siendo también objeto de crítica.

 
 

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Miguel Jara habla sobre pandemias

En estos dos artículos publicados entre el día 27 de mayo y el 2de junio, Miguel Jara repasa las pandemias olvidadas por la prensa y la OMS y las pandemias y epidemias de un laboratorio farmacéutico. Comparen lo que Miguel Jara dice con otras “declaraciones oficiales” que van circulando por los medios:

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Las pandemias olvidadas por la prensa y la OMS

La ventaja de analizar los hechos “a toro pasado” es que pueden contemplarse desde otra perspectiva, más sosegada y descontaminada. Se ha publicado mucho, muchísimo sobre la gripe A o pocina. Sin duda esta ha sido la “pandemia” de los medios de comunicación y ello sí que me parece una noticia destacable sobre dicho acontecimiento. Como comentaba el 1 de mayo en el diario La Vanguardia Marc Siegel, especialista en la gripe y profesor de Medicina en la Universidad de Nueva York:

La gripe porcina este año es benigna en todas partes menos en los medios, que sí contagian una epidemia de miedo más virulenta que nunca”.

Sabia visión del asunto en medio de la crisis provocada por la inducción de temor entre la población. Si en 2003 la gripe aviar ya representó un amago de escenificación global de una situación de crisis inducida, con la gripe A muchos grandes medios de comunicación han llegado al ridículo de magnificar un problema que no lo era (es), al menos de las dimensiones que se le atribuía. Es que hay “pandemias” que no lo son y que resultan muy interesantes para los medios de comunicación de masas y otras que sí lo son y en su lento transcurrir no consiguen manchar las páginas en blanco de los periódicos.

Una estudiante de Medicina y activista de temas de salud, me escribía hace unos días “harta de la gripe porcina, de la alarma social y tras llegar al aeropuerto de Frankfurt y encontrarme con el 90% de la gente con mascarillas” y con unos datos interesantes provenientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la misma en publica en su página web el número de afectados y de muertes poducidas por la gripe A. El día 10 de mayo, en plena “fiebre” global se habían producido 45 fallecimientos en México y dos en Estados Unidos. El número de personas infectadas ese día en todo el mundo era de 4.379.

Sólo dos meses antes de que tantos ciudadanos cubrieran su cara con la característica mascarilla Zimbabue “remontaba” una epidemia de cólera: El 23 de marzo de 2009, la OMS informaba en su página que la situación con el brote de cólera corriente que se había producido en el país africano mejoraba. En la semana del 14 de marzo de 2009 se había relatado “sólo” 2.076 casos, en una semana y en un sólo país. Cifra “positiva” si se compara con los 3.812 casos de la semana precedente a la citada y los más de 8.000 por semana que se producían a principios de febrero. El brote de ese cólera “corriente” comenzó en agosto de 2008. Desde el 17 de marzo se habían contabilizado 91.164 casos con el resultado de 4.037 muertes.

Como continuaba en esa entrevista que les cito Marc Siegel:

(…) Y la están alimentando [la pandemia de gripe A] los estados: ¿Por qué tiene que salir todo un jefe de Estado a hablar por la tele de una vulgar gripe? (…) Ese pánico irresponsable alimentado por las autoridades está causando mucho más daño que ningún virus (…) Les pido que utilicen su circuito humano neuronal de la razón y el sentido común y bloqueen el centro neuronal del miedo que compartimos con los animales (…) la propagación instantánea del virus del miedo a través de los medios nos está perjudicando más que la gripe. Lo realmente nuevo en este virus es esa cobertura que internet ha convertido en instantánea (…) Esta gripe, la del 2009, durará lo que dure en las teles, radios y portadas de internet y de diarios. Poco a poco los programadores y directores verán que no da audiencia y la relegarán a espacios secundarios y al final no darán nada sobre ella”.

Esta gripe, similar a una de tantas gripes comunes ha sido la más mediática. Pero pienso que una de las razones por las que también ha desaparecido de los grandes medios con tanta rapidez es porque por Internet –el medio de comunicación más grande del planeta, además del más libre, por el momento- miles y miles de ciudadanos han divulgado informaciones -de diferente credibilidad y calidad, claro- que cuestionaban a los poderes establecidos y sus responsabilidades en la expansión del fenómeno. El peor virus es la desinformación.

Así que no cometamos el error de olvidar ni las “pandemias” cíclicas que sirven para crear nuevos mercados, ni las pandemias auténticas que son la señal perenne del fracaso de la OMS y del modelo sanitario global (quizá porque tal modelo no existe, lo que hay es un mercado inmenso en el que se crean necesidades sanitarias y se satisfacen -entre quienes puedan pagarlas-).

Pandemias y epidemias de un laboratorio farmacéutico

Durante el amago de “pandemia” que hemos vivido las últimas semanas se ha producido otra de esas coincidencias o movimientos cuando menos curiosos que han rodeado a este efímero fenómeno que duró, como alguien adelantó, lo que los medios de comunicación lo promocionasen. Me refiero a que el 9 de marzo la multinacional farmacéutica Sanofi-Aventis anunció un acuerdo con las autoridades mexicanas para construir en dicho país una instalación de 100 millones de euros para manufacturar una vacuna antigripal. Notables dotes predictorias del laboratorio pues no se cumplirían dos meses desde su anuncio cuando estallaría la “pandemia” de gripe A, que primero fue porcina. El anuncio se hizo durante una ceremonia a la que asistieron Felipe Calderón, presidente de la República Mexicana y Nicholas Sarkozy, presidente de la República Francesa, que estaba de visita en México.

Teniendo en cuenta que no todos los días toca pandemia -venimos “padeciéndolas” cada tres años más o menos desde que comenzó el siglo-, las palabras de Chris Viehbacher, director general de Sanofi-Aventis pueden calificarse de proféticas:

Al construir esta nueva instalación, Sanofi-Aventis se enorgullece de contribuir al fortalecimiento de la infraestructura de salud de México y está ansiosa de apoyar el compromiso ejemplar de México con la salud pública por medio de la inmunización contra la gripe y la presteza ante pandemias (…) Esta instalación beneficiará a la salud pública en México y la región de América Latina, en el contexto de presteza ante pandemias de gripe“.

No me digan que cuando este alto ejecutivo cese en su puesto no tiene futuro como el doble de Rappel. El último párrafo de la nota de prensa del laboratorio era todavía más enigmática: 

La planta estará designada para pasar a la manufactura de vacuna contra gripe pandémica si la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara una pandemia de gripe humana e identifica una cepa de gripe pandémica“.

Qué casualidad que varias semanas después, cuando la farmacéutica tenía previsto concluir la construcción de su nueva planta, comenzara el brote de gripe “pandémica” esperado. Casualidades de la vida o no tanto, mientras se producía esa “pandemia”, al parecer tan deseada por algunos, se conoció que la Sección 1ª de la Audiencia Provincial de Barcelona dictaba otra sentencia -y en total van al menos cuatro- favorable a las demandantes por los daños producidos por el medicamento para la menopausia Agreal, del laboratorio Sanofi-Aventis. Las diferentes sentencias dictadas hasta la fecha concluyen que este fármaco, que continúa vendiéndose en muchos países, produce:

A) Efectos extrapiramidales (temblores, movimientos involuntarios, discinesias, parkinson, etc.)

B) Posibilidad de reacciones adversas de carácter psiquiátrico. Lo razonable y prudente hubiera sido incluir una advertencia sobre la posibilidad de efectos psiquiátricos en el prospecto, extremo que no cumplió el laboratorio condenado.

C) Síndrome de abstinencia. Lo pertinente hubiera sido incluir una advertencia sobre la posibilidad de estos efectos  en el prospecto, que tampoco cumplió el laboratorio sentenciado.

D) “Incitación al suicidio“, como quedó acreditado en una sentencia anterior del mismo juzgado.

Acerca de la duración del tratamiento con Agreal, se censura a Sanofi-Aventis porque la información que facilita en el prospecto es equívoca e incompleta. En fin, esperemos que este laboratorio ponga más atención en la fabricación de sus vacunas para la inexistente “pandemia” de gripe A que lo que ha puesto en tratar la “pandemia” de menopausia, esa “peligrosa” NO enfermedad que se extiende por el cuerpo de cada mujer del planeta cuando llega al fin de su edad fértil. De momento, sólo en el bufete de Fernando Osuna, que ha conseguido esta sentencia favorable a sus defendidas, tiene registradas 1.700 demandas contra el laboratorio y la epidemia de denuncia afecta a unas 4.000 mujeres de todo el Estado español. Recientemente, un grupo de afectadas por el medicamento Agreal han creado una asociación llamada Agrea-L-uchadoras que está uniendo a varios grupos de todo el terriorio español para plantear más denuncias ante los tribunales de Justicia.

Nuestros objetivos -me cuenta una de sus responsables- son:

-Ser una guía a las afectadas para conseguir aceptación, controles médicos adecuados a sus sintomatologías, documentación, historiales clínicos y otras informaciones para agilizar denuncias, etc.

– Conseguir con la ayuda de todas las afectadas un equipo multidisciplinar o de seguimiento en cada comunidad autónoma para ser atendidas con arreglo a estudios que se vayan creando adaptados a nuestras necesidades de salud.

Más info: Hay un capítulo entero sobre Aventis en el libro Traficantes de salud.

http://migueljara.wordpress.com/2009/04/30/gripe-porcina-pandemia-de-descredito-para-la-industria-farmaceutica/

 
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Publicat per a 3 Juny 2009 in Salut, Serveis Públics

 

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